Al igual que los carros deben identificarse cuando circulan, nosotros también debemos identificarnos de alguna manera cuando navegamos en Internet. Cada uno de nuestros equipos (Pc) se identifica por medio de una dirección IP, estas son las siglas de Internet Protocol.
No solo quienes navegamos por la web tenemos esta identificación, también cada uno de nuestros movimientos y conexiones generan código. Por ejemplo, al acceder a una URL lo que digitemos se transforma en una dirección IP, así el movimiento que hacemos queda registrado y nos direcciona al lugar al que esperamos ir.
La dirección IP identifica a los dispositivos en la web y nos permite conectarnos a los diferentes lugares que visitamos. En caso de que estemos conectados a Internet mediante una red de casa se asignará una dirección distinta a cada una de las redes a las que nos conectemos:
La IP privada: Se trata de una IP fija para conectar el computador o el dispositivo móvil al router del WiFi. Si deseamos saber el número de la dirección, basta con abrir la ventana de comando y escribir ipconfig para Windows e ifconfig para Linux. Nos mostrará la IP privada en formato IPv4 e IPv6.
La IP pública: Esta es la IP que nos asigna el proveedor de nuestros servicios y generalmente cambia con la misma frecuencia que reiniciamos el router.
Hay dos tipos de direcciones IP, las dinámicas que cambian cierto tiempo y las fijas, que tienen a costar un poco más; por ende, si tuvieras una privada lo sabrías. Las IP públicas son fáciles de cambiar, como hemos establecido, pueden variar cada vez que reinicias tu modem de WiFi.
Puedes comprobar la dirección IP como te mostramos anteriormente y, chequear antes y después de reiniciar el modem, así comprobarás que la dirección IP haya cambiado.
Contar con una dirección IP pública fija es necesario para montar un servidor web casero con salida a Internet.
De no ser nuestro caso y saber que no estamos haciendo el pago por una IP fija, lo más seguro es que nuestro proveedor nos tenga conectados a través de una CG-NAT, lo que hace que una misma IP pública sea posible para varios usuarios.
Este tipo de conexión es un problema; ya que algún usuario puede ser sacado por la misma IP o si alguien está descargando material ilegal la atención podría estar focalizada de manera equivocada. Podemos recurrir a una VPN o proxy que sin cambiar la IP puede enmascararla y se verá solo la IP del intermediario.