¿De dónde viene la obsesión generalizada por preservar de forma inmortal todo lo que nos ocurre? Parece que la gente siente el impulso de documentar sus actos y palabras, ya sea por escrito, en el arte o en la fotografía. Según Umberto Eco, "de la rosa sólo queda el nombre desnudo", y la sociedad vive con la preocupación constante de que ese nombre no triunfe en el curso de la historia. Tal vez sea la exteriorización del mecanismo de almacenamiento de la memoria que se encuentra en el cerebro de todos.
Se puede argumentar que la memoria es la capacidad que nos da nuestra mente para recuperar experiencias anteriores -imágenes, acontecimientos, sentimientos o hechos- que luego necesitamos por cualquier motivo. Para no volver a cometer los mismos errores y avanzar más, la memoria sirve como estrategia de supervivencia. A pesar de que con frecuencia nos referimos al almacenamiento de recuerdos, lo que la memoria consigue en realidad es duplicar la estimulación electroquímica que el cerebro experimentó en el momento del recuerdo para provocar la misma respuesta. A través de las conexiones cerebrales, nuestros sentidos, pensamientos e incluso sueños quedan "grabados" y listos para ser utilizados.
Para lograr un mayor rendimiento y reacciones más rápidas, el cerebro utiliza una variedad de memorias (a corto plazo, a largo plazo, olfativas, procedimentales, fotográficas y declarativas) que funcionan simultáneamente y están interrelacionadas. Sin embargo, esta actividad cerebral disfuncional da lugar con frecuencia a la introducción de recuerdos no relacionados con el que nos interesa o a la existencia de lagunas de información que el cerebro rellena automáticamente para producir recuerdos que no reflejan fielmente la realidad tal y como era. Ciertos recuerdos que aún conservamos pueden quedar bloqueados e indisponibles durante un tiempo como consecuencia de problemas provocados por el cansancio, el estrés o una reacción emocional o psicológica negativa.
Algunos de los muchos factores que debemos vigilar para mantener nuestra memoria sana y en forma incluyen ejercicios, retos mentales, alimentos ricos en nutrientes y una vida sana. Varias técnicas que nos permitirán cuidar de nuestro centinela invisible.
1. Técnicas mnemotécnicas para mejorar la memoria
Como un archivador, la memoria funciona. Será mucho más fácil acelerar el proceso de localización de lo que busca si la entrenamos para emplear reglas mnemotécnicas. Para entrenar nuestra memoria a recuperar rápidamente lo que ya sabemos, se ha comprobado que un método muy eficaz es utilizar asociaciones que nos resulten familiares con los conceptos que deseamos adquirir. El método más sencillo sería asociar números con rimas (uno-zumo; dos-tos, etc.). Estas técnicas, como demuestran múltiples investigaciones aparecidas en la revista Neuron, estimulan varias regiones cerebrales fuera del hipocampo, entre ellas el córtex perirrinal, crucial para la identificación visual.
2. Abrir y cerrar las manos
Un truco sencillo que todo el mundo puede utilizar. Según un estudio de la Universidad de Montclair (Estados Unidos) publicado en la revista Plos One, cerrar el puño derecho durante 90 segundos ayuda a crear recuerdos. En cambio, cerrar el puño izquierdo facilita el acceso a la información almacenada en la memoria.
3. Los juegos para entrenar el cerebro
Todo lo que hagamos para fortalecer nuestra memoria será fructífero. Un estudio publicado en la revista Plos One descubrió que jugar a juegos para entrenar el cerebro durante 15 minutos cada día mejoraba el rendimiento de la memoria de trabajo, las funciones ejecutivas y la velocidad de procesamiento.
4. Meditar
Según una investigación de la Universidad de California en Santa Bárbara (EE.UU.), la comprensión lectora, la capacidad de la memoria de trabajo y la concentración pueden mejorar considerablemente con sólo dos semanas de entrenamiento en "atención plena". Por lo tanto, la meditación es una estrategia eficaz para mejorar nuestra memoria.
5. Cierra los ojos
Aunque parezca una acción sencilla, tiene un gran impacto. Según una investigación realizada por un equipo de expertos de la Universidad de Surrey (Reino Unido) con 178 voluntarios, cerrar los ojos puede mejorar la memoria hasta un 23% (recordamos las cosas con más precisión). El estudio se publicó en la revista Journal of Criminal Psychology.
6. Tomar Café
Los ingredientes del café no sólo nos ayudan a despertarnos y a sentirnos más vitales, sino que también mejoran nuestra memoria. La cafeína tiene la culpa, y un estudio de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) que se publicó en la revista Nature Neuroscience descubrió que consumir café justo después de terminar una tarea difícil nos ayuda a recordarla. "Es la primera vez que se observa que este efecto de la cafeína reduce el olvido un día después de su ingesta", afirma Michael Yassa, autor principal del estudio.
7. Ruidos coordinados
Una nueva investigación de la Universidad de Tubinga (Alemania), publicada en la revista Neuron, sugiere que reproducir sonidos sincronizados con las oscilaciones lentas del cerebro mientras se duerme mejora la memoria, aunque el estudio aún está en fase experimental. Un artículo reciente de la Universidad de Tubinga (Alemania), publicado en la revista Neuron, ha descubierto que la memoria mejora cuando se reproducen ruidos coordinados con la frecuencia de las oscilaciones lentas del cerebro mientras se duerme.
8. Ejercicio
La capacidad de recordar material previamente aprendido mejora con el ejercicio de intensidad moderada. Así lo corrobora un estudio reciente de la Universidad de California (EE.UU.), que demostró las ventajas de la actividad física y en el que participaron voluntarios de entre 50 y 85 años. A los participantes en el experimento se les pidió que vieran fotos edificantes, pedalearan en una bicicleta estática durante seis minutos al 70% de su esfuerzo máximo y, una hora después, realizaran una prueba sorpresa sobre las imágenes que habían visto antes. Los resultados demostraron que la liberación de norepinefrina inducida por el ejercicio hacía que los individuos que hacían ejercicio aumentaran significativamente su memoria en comparación con los voluntarios que no lo hacían.
9. La siesta
La siesta añade un grano de arena al ya de por sí importante factor de dormir bien todas las noches para nuestra memoria. Dormir una siesta diaria de 20 minutos nos ayuda a recordar mejor la información nueva porque, mientras dormimos, consolidamos inconscientemente lo aprendido. Cualquier edad puede beneficiarse de ello.
10. Chocolate
¿Es beneficioso el chocolate para la memoria? Sí. Según varios estudios publicados en el British Journal of Clinical Pharmacology, los flavonoles, uno de los ingredientes del cacao, se asocian a una mejora de la función cognitiva. Por ello, favorecen la neurogénesis, potencian la perfusión cerebral y favorecen alteraciones en regiones cerebrales implicadas en el aprendizaje y la memoria.
11. Dormir bien
Si tiene problemas para conciliar el sueño o para permanecer dormido, debe saber que ambos son impedimentos importantes para desarrollar una memoria como la de un delfín (que es mejor que la de un elefante). Así, según un estudio publicado en la revista Sleep, invertir en sueño desde una edad temprana ha demostrado ser la mejor herramienta para mantener una memoria superior más adelante en la vida.
Los participantes en el estudio (en torno a la mediana edad) que dormían suficientes horas tenían mejor memoria 30 años después que los que no durmieron lo suficiente a lo largo del estudio, que abarcó varias décadas. Además, es importante recordar que dormir lo suficiente de forma regular tiene un impacto positivo en el aprendizaje y la memoria.
12. Socialice
Está demostrado que relacionarse con amigos, familiares y conocidos mejora la memoria. Así lo corrobora un estudio australiano publicado en el Journal of Aging Research, que reveló que, tras un seguimiento de 15 años, las personas que tenían más contacto con redes sociales significativas y amigos íntimos obtenían mejores resultados en las pruebas de memoria.
13. Mantener una dieta sana
Los alimentos que ingerimos tienen un impacto directo en nuestra memoria, ya que somos literalmente lo que comemos. Numerosos estudios respaldan la premisa de que una dieta rica en grasas y proteínas y baja en carbohidratos, como la dieta cetogénica, puede ayudar a la concentración mental y la memoria. Además, alimentos como las verduras de hoja verde, el salmón graso, los frutos secos y las frutas ricas en flavonoides aportan minerales e ingredientes que favorecen la memoria y detienen la degradación cerebral.
14. La risa
Se ha dicho que divertirse es la mejor manera de aprender, y parece que esto es más cierto de lo que podría parecer a primera vista. La información que nos resulta divertida o los recuerdos de situaciones que nos han hecho reír se fijan en el cerebro considerablemente mejor y duran mucho más. Nuestro cerebro se activa cuando nos reímos y apreciamos la ocasión, lo que mantendrá vivos los recuerdos.
15. Solucionar problemas uno a uno
Deja la multitarea para las máquinas, por favor. Aunque nuestros cerebros son capaces de hacer varias tareas a la vez, hacerlo a menudo hace que nos volvamos más olvidadizos, torpes y, en definitiva, más lentos. Nos resultará mucho más fácil completar una tarea y quedará grabada en nuestra memoria si le dedicamos toda nuestra atención. A veces, menos puede ser más.
16. Hacer sitio de vez en cuando para cosas nuevas
Según un estudio de la Universidad de California Santa Cruz (EE.UU.), guardar conocimientos en un ordenador puede ayudarnos a recordar mejor las cosas. El estudio se publicó en Psychological Science en 2014. Según las conclusiones, cuando guardamos conocimientos que ya están almacenados en nuestro cerebro en un ordenador u otro dispositivo, se liberan recursos cognitivos que de otro modo podrían utilizarse para memorizar nueva información. En este caso, el olvido de cierta información provocado por el hecho de saber que aún la tenemos disponible facilita el proceso de aprendizaje y la memorización de nueva información.
17. Desarrolla tu cerebro
Podemos superar nuestros límites cuanto más utilicemos el cerebro. Numerosos ejercicios, rompecabezas y técnicas pueden utilizarse prácticamente en cualquier circunstancia para ayudar a mejorar la memoria. Podemos liberar el potencial latente de nuestra mente diciendo en voz alta lo que hemos aprendido, rimando, realizando nuevas actividades que nos inspiren o conectando conceptos con códigos o elementos visuales.