El secreto para prevenir el Alzheimer podría estar en este factor

Con el paso de los años, olvidar ciertas cosas se vuelve común. ¿Dónde dejé las llaves? ¿A qué venía a esta habitación? ¿Cómo se llama esa persona que me saludó con tanta confianza? Para muchos, estos pequeños lapsos son solo una parte normal del envejecimiento, pero para otros pueden ser señales tempranas de algo más serio: la demencia o el Alzheimer.


En Estados Unidos, estas enfermedades van en aumento. Se estima que para el año 2060, cerca de 14 millones de personas estarán lidiando con ellas. A pesar de lo común que se han vuelto, existe un problema grave: muchas de las personas afectadas nunca reciben un diagnóstico formal. Sorprendentemente, hasta un 60% de quienes padecen demencia no saben que la tienen porque nunca han sido evaluados por un médico. ¿El resultado? Dificultades para acceder a tratamientos, cuidados adecuados y la posibilidad de planificar el futuro con sus seres queridos.

¿Por qué no se diagnostica a tiempo?

Podría pensarse que si alguien empieza a olvidar cosas importantes o a tener problemas para pensar con claridad, acudir al médico sería el siguiente paso lógico. Sin embargo, la realidad es más complicada.

Para empezar, muchas personas creen que los olvidos son solo parte natural de la vejez, así que no buscan ayuda. Otros pueden sentir vergüenza o miedo al recibir un diagnóstico que cambiaría su vida. Además, los médicos también pueden enfrentar desafíos para identificar correctamente la enfermedad o, en algunos casos, pueden no estar preparados para comunicar el diagnóstico de manera clara y empática.



Pero hay otro factor que influye mucho más de lo que se cree: el lugar donde vives. Un estudio reciente reveló que la probabilidad de recibir un diagnóstico de demencia varía según la región de Estados Unidos. En algunas áreas, los médicos están más atentos a estos síntomas y diagnostica la enfermedad con mayor frecuencia, mientras que en otras, los casos pasan desapercibidos.

Una realidad que afecta a comunidades vulnerables

Los datos muestran que en regiones donde la mayoría de la población tiene entre 66 y 74 años, o en comunidades negras e hispanas, la probabilidad de recibir un diagnóstico de demencia es menor. Esto significa que muchas personas que necesitan ayuda no la están obteniendo simplemente porque viven en un lugar donde la detección no es prioritaria.

Esto es preocupante porque un diagnóstico temprano marca una gran diferencia. No solo permite a la persona afectada y a su familia prepararse mejor para el futuro, sino que también abre la puerta a tratamientos y servicios que pueden mejorar su calidad de vida. Además, con la llegada de nuevos medicamentos que podrían modificar el curso del Alzheimer, es fundamental garantizar que todos tengan el mismo acceso a una evaluación y tratamiento adecuados.

El primer paso para cambiar esta realidad es generar conciencia. Hablar abiertamente sobre la demencia y el Alzheimer puede ayudar a reducir el estigma y animar a más personas a buscar atención médica cuando notan síntomas preocupantes. También es clave que los sistemas de salud trabajen para garantizar que todos, sin importar su origen o lugar de residencia, tengan acceso a un diagnóstico oportuno.

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